miércoles, 10 de marzo de 2010

Crónica de un final anunciado.


8:56 a.m. Me arden mis ojos, me duelen. Los siento como si estuvieran a punto de cerrarse por un periodo de tiempo indefinido. El dolor no proviene del llanto, por supuesto. Creo que particularmente el día de hoy la alberca contenía una cantidad exagerada de químicos y también es que hoy me esforcé mucho más en la rutina diaria. La razón seguramente es el resultado de que en el momento justo en el que abandoné la toalla y las sandalias, arrinconé también mís pensamientos. Es decir, no dude ni por un segundo dejarlos de lado, olvidarlos por completo y zambullirme en el agua hasta el fondo. Todos los días me acompañan, se quedan bien cerquita de mí, susurrando a mi oído puntos de vista, opiniones, soluciones y advertencias. Pero hoy no. Hoy están destinados al exilio, aunque sea sólo por una hora y algunos minutos más. Hoy no interpretan un papel protagónico en mi vida. Hoy pretendo frenar sus insistentes dudas, confusiones y previsiones.



"Piensa bien lo que deseas porque se puede convertir en una realidad". Cuando quise cambiar mi estatus en Facebook, no pude hacerlo, los sentimientos traducidos en palabras no se hicieron presentes, las inspiración tampoco se manifestó. Terminé colocando tres puntos suspensivos que de alguna manera proyectan a la perfección que me he quedado mudo de palabras y falto de pensamiento.



9:28 a.m. A mi alrededor todo es un caos, personas vienen y van con documentos, proyectos e ideas. Nuevos postulantes se integran a nuestro equipo y algunos más se encuentran ensimismados en encargos urgentes, los clásicos bomberazos. Después de un obligado recorrido por las instalaciones y algunas brevísimas explicaciones -limitadas por la ausencia de ideas- brindadas a los dos nuevos integrantes, continue con la estricta determinación de mantenerme alejado de la razón. Erick y Ricardo se muestran receptivos a mi débil mensaje, así me siento yo, me mantengo alerta para evitar que los pensamientos vuelvan a mi mente y se queden librando batallas interminables.



11:04 a.m. Bebo un sorbo de agua y al cabo de un par de minutos bebo un sorbo más, ésta vez mucho mas largo que el anterior. Como si se tratase de una estrategia de ataque bien articulada vienen a mi los recuerdos como recortes de fotografías, traen consigo mi definitivo sentido paternalista, como me lo dijeron aquella vez en la terapia vibracional sobre Constelaciones Familiares, donde así, sin mayores preámbulos te demuestran con hechos el porque de tus comportamientos y conductas cotidianas, todo -lo explican- es consecuencia del lugar que ocupas en tu familia, un lugar que te corresponde ó bien que usurpas inconscientemente obligado por las circunstancias en las que creces y te desarrollas. Mi sentido paternalista me relaciona sentimentalmente con personas que necesitan protección, Inseguras en algunos casos, dependientes en algunos más. Personas que buscan en quien refugiarse y por consecuencia directa, personas que se encuentran con individuos como yo. Individuos que buscan proteger y brindar seguridad. Seres que al igual que yo hacen suya la necesidad de cambiar conductas y desaparecer miedos. Intenté demasiado no incurrir en la misma falta, por no decir error. Error hubiera sido no intentarlo, sin embargo nuevamente me encuentro en la misma situación de la que huí la última vez, la misma en la que la inseguridad y la vacilación se hicieron presentes. Una situacion muy parecida me envuelve nuevamente, donde al final del día termino por hacer imposiciones mucho antes que permitirme involucrarme por completo.



11:10 a.m. Mí teléfono está vibrando, el display anuncia una llamada inesperada, una llamada que sin pretensiones dibuja una sonrisa en mi rostro y provoca incluso que me sonroje.



1:00 p.m. Después del almuerzo, he hecho algunas anotaciones en mi agenda, algunos pendientes por resolver para el resto de la semana. Echo un vistazo a mi alrededor, todos se encuentran desarrollando funciones específicas frente a los monitores encendidos, todos y cada uno tienen ese característico gesto que simula el pensar demasiado, ceño fruncido y mirada perdida. ¿Por qué pensamos demasiado? ¿Por qué no simplemente dejamos de razonar un poco y damos paso a la emoción antes que a la razón? ¿Por qué algunas personas se dejan intimidar por iguales, por individuos que no requieren mas que un poco de iniciativa propia? ¿Por qué esas mismas personas no se atreven a equivocarse y se mantienen a la espera de que algo suceda? ¿Por qué me cuestiono interrogantes que necesitan mucho más que un simple si ó un rotundo no? ¿Por qué pienso tanto?




1:02 p.m. Como flashazos llegan a mi mente más recuerdos, algunos mucho mas recientes. Retos impuestos que concluyeron en objetivos alcanzados. Y es que cuando tienes bien establecido lo que quieres, conseguirlo es cosa de niños. No es la suerte, ni mucho menos coincidencias que ocurren, es el hecho de saber avanzar con paso seguro hacía el fin mismo. Es saberte capaz de estar ahí, de creertelo, de atreverte a hacerlo. Es ser tu mismo sin que nadie te haga responsable de su conducta ó de sus miedos. En lo personal no quiero continuar encontrándome con las mismas personas y lo deseo tanto que seguro estoy así será, he decidido que quiero a alguien independiente, que no dependa de mi ni mucho menos de mi comportamiento, que no tenga dudas en tomar el teléfono y marcar mi número, que no especule que estoy ocupado y que mucho menos sugiera que ya no deseo hablarle. Es difícil ser quien tenga siempre el control de la situación, no quiero ser perfecto, yo tambien quiero equivocarme y tener a alguien a mi lado que me abrace y me diga dulcemente que todo estará bien, quiero conocer a esa persona que se atreva y que no espere reacciones para demostrar lo que siente.


19:30 p.m. Mis ojos ya estan bien, sin embargo ahora se han inundado de sentimientos encontrados porque las palabras gritan con firme determinacion la llegada de un final anunciado, el día en el que el telón advierte que ésta función ha terminado.



Nos leemos luego.