jueves, 9 de septiembre de 2010

Héroes del Bicentenario


La Real Academia de la Lengua Española define la palabra Bicentenario como el día o año en que se cumplen dos siglos del nacimiento o muerte de una persona ilustre o de un suceso famoso, otra definición describe aquella fiesta que se celebra de doscientos en doscientos años. Sin embargo en nuestro país la conmemoración de doscientos años del inicio de la lucha por nuestra independencia encabezada por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien asido de un estandarte con la virgen de Guadalupe, levanto en armas a un improvisado ejercito de insurgentes, caudillos, intelectuales y conspiradores; ha causado una sacudida de opiniones y juicios diversos. Con todo lo que simboliza ésta conmemoración hay quienes difieren mucho sobre sí se debe o no, festejar el bicentenario de nuestra independencia. Argumentando el crecimiento de los índices de violencia y homicidios, la temible lucha contra el narcotráfico, la delincuencia organizada, la pugna entre iglesia y gobierno y por supuesto el desempleo.

Del otro lado de la moneda, en la que claramente se identifica a un águila parada sobre un nopal devorando a una serpiente, concurrimos quienes honramos la batalla encabezada por los héroes de la independencia que nos dieron patria y libertad y, que continúa hasta nuestros días con otro tipo de héroes a través de la pugna para defender nuestra libertad de expresión, la igualdad de derechos y la equidad de género. Una eterna búsqueda en la cual día a día se entrega el alma en la lucha por hallar nuestra propia identidad inmersa en un contexto global. Un debate en el que se exige una educación de calidad para nuestros hijos. Pero también un acuerdo común que nos permita confiar en la buena voluntad de nuestros gobernantes y creer con toda la fe acumulada en nuestros corazones que la tierra que nos vio nacer, sin duda alguna no nos dejará morir.

Son precisamente éstos héroes reales, cotidianos, de carne y hueso, personas comunes y corrientes, águilas sagradas que levantan el vuelo sobre nuestra urbe prehispánica para generar los pequeños grandes cambios. Las grandes revoluciones. Madres solteras, obreros, agricultores, ganaderos, profesores, padres de familia, estudiantes, amas de casa, oficinistas, servidores públicos, entre otros tantos millones de mexicanos que con su trabajo, compromiso, entrega y dedicación provocan que México indiscutiblemente, sea mejor y más grande.

Por ello, sin el objeto de demeritar el honor y respeto a nuestros héroes históricos, hoy por hoy en nuestro México actual resurgen personajes que bien podrían catalogarse como los nuevos héroes mexicanos. La primera, indiscutiblemente Jimena Navarrete Rosete; actual portadora de la corona de Miss Universo. El futbolista Javier “Chicharito” Hernández recién contratado por el Club Manchester United. Elsa Benítez, modelo de talla internacional. José Emilio Pacheco, escritor galardonado por el Ministerio de Cultura de España. Alejandro González Iñarritu, Guillermo del Toro, Diego Luna y Gael García Bernal destacando con proyectos cinematográficos merecedores del reconocimiento internacional. Mario Molina, químico con un largo camino andado en investigaciones sobre la capa de ozono, ganador del premio Nobel de la Paz en el año de 1995 y asesor en la Casa Blanca de la Presidencia de Estados Unidos de América. Gabriel Orozco y Pedro Meyer, artista plástico y fotógrafo respectivamente, generadores de novedosas propuestas artísticas proyectadas en escenarios mundiales. Rolando Villazón, tenor mexicano reconocido en todo el mundo, invitado distinguido en las óperas de París, Viena y Berlín, por mencionar solo algunas. Jesús León Santos, líder ecologista mixteco ganador del premio Goldman Environmental Prize.


Pero sin duda alguna el héroe más importante se posa ante el espejo, todas las mañanas. El mismo que decide salir a trabajar o bien asistir al colegio para dar lo mejor se sí mismo, a entregar el alma y el corazón por su familia y por su país. A celebrar doscientos años de independencia y de libertad, de logros compartidos, de hechos concretos, de revoluciones ideológicas, de tolerancia y respeto; concediendo de ésta manera el verdadero significado a la palabra bicentenario.

Humildemente estoy convencido que al margen de éste festejo debemos estar unidos, trabajando corresponsablemente por el México que queremos y anhelamos desde siempre. El mismo con el que nos atrevemos a soñar los valientes, los orgullosamente mexicanos; los héroes del bicentenario.

Nos leemos luego.