lunes, 12 de diciembre de 2011

Recuerdos.



@viktorkamacho



Mi madre solía leerme cuentos, historias que incluían guerreros medievales, castillos, magos y princesas encantadas. Cada fin de semana sin excepción, mi madre tomaba un viejo libro despastado y comenzaba a leer.

Recuerdo que su manera de conducir las historias era única, la entonación que daba a cada personaje de las historias, los efectos de los arboles moverse cuando soplaba el viento e incluso el relinchar de los caballos era única, exquisita. Parecía que practicara durante toda la semana, alguna vez pensé que seguro mi madre tenía bastante tiempo de sobra o que definitivamente se adelantaba a leer los cuentos impresos en aquel viejo libro.

Después de leerme, mi madre me recostaba en su regazo y acariciaba mi pelo. Las horas parecían minutos, las manecillas del reloj avanzaban demasiado rápido provocando que el tiempo volara.

Nunca cuestioné a mi madre sobre la ausencia de mi padre ni el porque sólo me leía los fines de semana. Debía ser una costumbre que su madre había heredado, pensaba mientras finalmente terminaba por quedarme dormido recostado a un lado de mi madre; solo hasta que mi hermana mayor me tomaba entre sus brazos para llevarme a descansar.

Pero mi madre no solo me leía historias de fantasía. A ella le gustaba mucho que le platicara de la escuela, de Miguel y de Román mis mejores amigos.

Cuando yo no hablaba porque en ocasiones ni yo mismo entendía que pasaba, lo hacía ella. Me contaba acerca de mi abuelo Juan e incluso de Tomás, el perro que tenía cuando era tan solo una niña.

En mi memoria está intacto el día que habló conmigo de sexo; la pobre estaba tan nerviosa que titubeaba con cada palabra pronunciada. Me dijo que pronto mi cuerpo empezaría a cambiar porque me estaba convirtiendo en un hombre, en el hombre de la casa. Me hizo prometerle que cuidaría de mis hermanas y que nunca ni por equivocación golpearía a una mujer. Nunca lo hice, siempre fui fiel a esa promesa que le hice a los once años.

Conforme los fines de semana transcurrían, mi madre envejecía. Cada vez le era más difícil el sostener el viejo libro entre sus dedos deformados por el frío –decía ella- y su voz rasposa le impedía entonar sonidos que antes realizaba sin dolencia alguna.

Llegó el día que no pudo sostener más el libro, su espalda se encorvó y su andar se hizo lento. Así que comencé a hablar más. En repetidas veces le platiqué de la universidad y de mi novia Lety, nunca la conoció. Mi madre decía que era mejor así, que confiaba que yo sabría elegir a una buena mujer.

Mi madre murió un veintitrés de septiembre, estaba muy enferma. Enfermó luego de su ingreso al penal. Mi madre vivió quince años en un reclusorio femenil acusada de robo. Su error fue tomar un viejo libro de cuentos infantiles del cuarto de recovecos en la casa donde trabajaba, un libro despastado que nadie utilizaba. Sin embargo la acusaron de robar cinco mil pesos que la dueña había perdido apostándolo en un juego de cartas.

Por ello mi madre me leía cuentos solo los fines de semana, los días que me permitían visitarla en el patio del penal.


Nos leemos luego.






viernes, 9 de diciembre de 2011

Patricia



@viktorkamacho



Aunque Patricia estaba ya muy acostumbrada a los insultos de sus vecinos, todos los días antes de salir de casa y luego de mirarse por última vez en el gran espejo con marco de conchas del mar, se persignaba y pedía a la virgen de Guadalupe que la dotara de paciencia y fortaleza que le permitieran no hacer caso a los improperios de los albañiles que trabajaban en el nuevo distribuidor vial o los niños que jugaban futbol en el lote baldío de la colonia, incluso de las vecinas que arrojaban el agua de sus cubetas en el momento justo en que la pobre Patricia pasaba frente a sus puertas.

Una vez hecho esto Patricia tomaba su bolso y caminaba moviendo sus caderas al vaivén de los taconeos de sus altísimos zapatos. Patricia era demasiado coqueta, en parte, por ello despertaba la envidia de más de una de sus vecinas.

Patricia trabajaba en un despacho de abogados, su jefe el Licenciado Olmos le tenía cierto afecto y Patricia en más de una ocasión abusó de ese sentimiento. Patricia no era una mala muchacha, sin embargo sus múltiples conquistas la metían siempre en apuros.

Como la vez que aceptó salir con un socio del despacho y luego de beberse media docena de cubas libres había aceptado la sugerencia de ir a un lugar más privado. Patricia conocía perfecto cuales eran las intenciones de aquél hombre, sin embargo no dudo mucho en subirse al elegante auto de color negro rumbo a un hotel de paso de la colonia Roma.

Patricia y su acompañante nunca llegaron al hotel, detuvieron el auto cerca de un local abandonado y mientras Patricia practicaba sexo oral a su acompañante, un oficial de policía los multó por faltas a la moral. Patricia tuvo entonces que subir a la patrulla 2467 para tratar de arreglarse con el oficial. El saldo de esa noche fue el pago de una mordida por la cantidad de seiscientos pesos y una muy mala sesión de sexo para Patricia con un oficial de policía llamado Pedro Gómez, papá de tres hijos pequeños. El socio del despacho con el que Patricia había salido del bar, nunca la volvió a llamar.

O ese otro día que un chico universitario estudiante de medicina veterinaria de la FES Acatlán la invitó a ir al cine cuando se sentó a su lado en el microbús. Patricia accedió y fueron a ver una película de vampiros adolescentes que el chico había visto ya con su ex - novia. Patricia se empeñó entonces en complacer al futuro Médico Veterinario todas las tardes luego del trabajo diario en el despacho. Al principio le gustaba que el joven tuviera tanta energía, pero al pasar de dos meses comenzó a sentirse mayor y le pidió que no la buscara más porque su pareja estaba por volver de Tijuana, por supuesto Patricia mentía ya que nunca había vivido con nadie.

Patricia sólo tenía dos hermanos a los que no veía, desde que había decidido salirse de su casa. Ambos la golpeaban, la insultaban y la explotaban.

La madre de Patricia estaba enferma, pero siempre tuvo el mismo sentimiento hacía Patricia, le decía que no podía ser su hija, que se avergonzaba de ella y que más le valdría estar muerta. A Patricia le dolía mucho recordar los maltratos de su madre y sus hermanos; sin embargo los mismos maltratos la habían hecho más fuerte y decidida. Un buen día dejó de importarle lo que pensaran de ella, metió todas sus cosas dentro de una vieja maleta y emprendió la huída, nunca volteó hacía atrás, las lagrimas que escurrían de sus mejillas se perdieron con la brisa de la tarde.

Patricia no tenía amigas, su único confidente era el propietario del salón de belleza del barrio, “Jony” (como el mismo se hacía llamar) era el paño de lagrimas de Patricia, su amigo incondicional y su cómplice de travesuras.

A los dos les gustaba el té de hojas de limón y menta para los nervios y en los días de quincena salían juntos de compras. A Patricia le encantaba comprar lencería y a “Jony” películas eróticas de hombres uniformados.

Patricia había aprendido a no juzgar, ella más que ninguna persona conocía el desprecio y las burlas de sus familiares más cercanos. Por ello el día que conoció a “Jony” en una fiesta de disfraces en el departamento de un amigo en común se volvieron inseparables. A ambos les había gustado el mismo chico que únicamente usaba un par de shorts demasiado ajustados de color blanco. Al principio los dos pelearon por él pero cuando el chico salió con un señor mayor de esos que pagan a los más jovencitos por compañía los dos rieron y comenzaron a beber juntos. Desde ese día “Jony” le arregla el pelo a Patricia cada fin de mes.

Patricia tiene treinta dos años, su tez es morena y su nariz afilada. Sus ojos son demasiado expresivos y su boca demasiado provocativa. Tiene unos dientes cuidados y un lunar muy cerca del mentón. Su figura es voluptuosa, la misma que hace lucir aún más con ropa ajustada y zapatos altos.

El mayor sueño de Patricia es encontrar a un buen hombre, que la ame y la respete y que jamás la golpee. No le importa sí es humilde, aunque en secreto desea que no lo sea. En fin que lo que Patricia quiere es casarse de blanco.

Esta noche Patricia y “Jony” saldrán a bailar, les gusta practicar salsa en un bar cerca del Centro Histórico donde pueden tomar tragos por treinta y cinco pesos y bailar con instructores que se alquilan por tandas de cuarenta y cinco minutos.

Patricia se ha puesto un vestido ajustado negro con un escote en la espalda que le llega casi a la cintura. Por supuesto que para bailar salsa debía ponerse zapatos altos y eligió un par de charol con aplicaciones doradas. Mientras caminan rumbo al bar, “Jony” le confiesa a Patricia que ha conocido a un joven mecánico a quien verá en el bar.

Al llegar al bar, el amigo de “Jony” los espera en una de las mesas del rincón cerca de la barra, la música invita a bailar y Patricia decide bailar sola. Luego de un rato bailando en la pista que se ilumina con luces multicolores Patricia pide un trago en la barra y lo bebe de golpe. A su lado hay un hombre que la mira tímidamente. Patricia se le acerca y le pregunta su nombre.

El hombre se llama Manuel, trabaja como ejecutivo de cuenta en un banco y es divorciado, no tiene hijos y vive –temporalmente- con su madre.

Manuel paga un trago para Patricia y ella lo invita a bailar. Patricia baila tan bien que casi nadie nota que Manuel baila demasiado mal. Manuel invita otra ronda de tragos, está vez incluye a “Jony” y a su amigo. Luego de varias canciones e igual número de tragos “Jony” y su amigo se despiden de Patricia y de Manuel.

“Jony” llevará a su casa a su nuevo amigo y luego de un par de tequilas más su amigo se disculpará argumentando que él no es como “Jony” piensa. Le gritará maricón y dará un fuerte golpe a la puerta. “Jony” encenderá un cigarro y se recostará en su sofá con una sonrisa por demás simulada.

Mientras en el bar, Patricia y Manuel han iniciado una candente sesión de besos, su baile se ha vuelto más provocativo y su sudor empieza a recorrer todo su cuerpo. Al cabo de veinte minutos Manuel le pedirá a Patricia salir de ahí. Por obvias razones no pueden ir a casa de él, así que Patricia propone que vayan a su departamento.

Patricia sabe que Manuel se muere de ganas por estar con ella, así que sin dudar lo provoca a cada instante.

El departamento de Patricia es un espacio reducido con una sola habitación y un cuarto de baño. Patricia pide a Manuel que prepare un par de tragos mientras ella se pone cómoda. Al cabo de un rato Patricia sale del cuarto de baño con una bata de encaje que deja a la vista su esbelta figura.

Manuel está extasiado, con pulso titubeante alarga el brazo para ofrecerle el trago a Patricia. No encontró hielos, así que optó por llenar un par de caballitos con tequila reposado.

Ambos beben el tequila de un solo trago. Manuel toma a Patricia por la cintura y la despoja de la bata de encaje. Patricia pide a Manuel que tenga calma y le prepara un trago más. Manuel está ya un poco ebrio.

Patricia comienza a acariciar el miembro de Manuel que reacciona rápidamente. Con calma baja la cremallera de sus pantalones y con demasiada destreza lo pone en su boca para lamerlo; primero suavemente y después con mayor velocidad.

Manuel está al borde del clímax, en un impulso comienza besar y acariciar a Patricia, toca sus senos firmes, baja por su cintura hasta sus delineadas caderas, toma sus nalgas y las aprieta con fuerza. Patricia se desabrocha el sostén y Manuel besa sus pezones.

Patricia también está demasiado excitada. Manuel la toma otra vez de la cintura y baja sus bragas. Manuel está atónito con lo que ve. Se aleja de Patricia y se viste rápidamente.

Patricia se acerca a él y le pide que se calme. Manuel parece desquiciado, avienta a Patricia con una fuerza brutal, ella cae junto a una mesa de noche. Patricia solloza en silencio. Se levanta y le pide a Manuel que se vaya. Manuel grita y ofende a Patricia. Patricia toma un cenicero de metal y lo lanza hacía Manuel quien trata de esquivarlo pero éste lo alcanza a golpear en el rostro. Patricia le grita que se vaya, Manuel no entiende razón alguna y se lanza contra Patricia.

Patricia trata de defenderse pero la fuerza de Manuel es mayor. La golpea en la cara con brutalidad, la patea en el cuerpo, la escupe. A Patricia le cuesta cada vez más tratar de defenderse. Manuel le cubre la boca para que no grite, toma el cenicero de metal y golpea a Patricia hasta dejarla sin sentido. Manuel sale corriendo.

Patricia yace junto a la mesa de noche. Durante la pelea se ha caído un portarretratos que enmarca una vieja foto. Es la madre de Patricia que abraza a sus tres hijos varones.



Nos leemos luego.

La caída de un soldado.



@viktorkamacho


Hoy, el estado de salud de mi abuelo, empeoró. La diabetes lo ha afectado como nunca pensamos, al cuadro se sumó su afección cardiaca y la hipertensión. Creo que la abuela por fin está cediendo a todo, debe ser la culpa que no la deja tranquila, seguro que los remordimientos la devoran por dentro. Parece como si un animal carroñero estuviera abriéndose camino a través de sus intestinos.

Aunque, pensándolo bien creo que no... La consume la impotencia, el arrepentimiento. La juzgo con tanta rudeza sin querer reconocer que ha sido ella quién con su peculiar modo ha mantenido unida a ésta familia con las celosamente meticulosas y bien organizadas cenas familiares que siempre incluyen a los amigos cercanos y algún personaje de la vida política actual, los constantes eventos de beneficencia, las parrilladas y su eterna opinión tan característica que no siempre es bien aceptada pero sin duda determinada a ser veraz en todo momento.

Ahora que recapitulo los hechos creo que nunca había visto llorar a la abuela, de hecho nunca la vi perder la serenidad y la practicidad, debe ser porque ha tratado siempre de no mostrarse débil ó vulnerable.

Por ello creo que en algún momento el abuelo Claudio se convirtió en un mueble más de la casa, incluso yo lo ignoré en muchas ocasiones, de pronto me provocaba demasiada flojera escucharlo, estar con él, tolerarlo. Las pláticas eran cada vez más lentas y aburridas.

Su ingresó al hospital no nos tomó por sorpresa, la tarde de un sábado mi madre me llamó al teléfono móvil y me exigió regresar inmediatamente de Cuernavaca donde pasaba el fin de semana con algunos amigos, sin embargo no hacía falta tal exigencia, sin dudarlo manejé de regreso a la ciudad como en automático, como un robot. Ya en la autopista me comuniqué con mi madre para indicarle que estaba por llegar al hospital, me dijo con una voz entrecortada que mi abuelo quería verme. Al fin llegué al hospital corriendo, ningún esfuerzo estaba de más se trataba del abuelo, mi abuelo. Mí cómplice... Mi aliado de siempre.

Al entrar a su habitación me miró y sonrió, me esforcé mucho para contener el llanto, me descomponía verlo así, tan indefenso y tan delgado. ¡Qué cambiado estaba! Me pareció ver a un niño desprotegido y sin ánimos de continuar viviendo.

Platicamos por un largo rato, me preguntó por la universidad y obviamente también preguntó por la abuela, ésta vez dejando de lado la obligatoriedad.

Mi padre entró a la habitación para estar con él, así que besé cariñosamente en la frente al abuelo y salí de la habitación para encontrarme con mi madre que me recibió con un abrazo que me reconfortó demasiado y me hizo sentir completamente seguro.

El médico nos explicó la gravedad del caso, sin embargo todos pensamos que al cabo de unos días el abuelo estaría mucho mejor -otra vez dando la espalda a la realidad seguro es un jodido mal de familia- el abuelo no podía rendirse tan fácilmente. Nunca lo había hecho y ésta vez no sería diferente.

Éstas tres últimas semanas en las que el abuelo permaneció en el hospital lo visité a diario, en su cuerpo se dibujaban moretones que parecían no sanar. He llevado el juego de cartas y hemos pasado horas enteras jugando, también le leído fragmentos de sus libros favoritos. Sin embargo el semblante del abuelo cambiaba constantemente, por momentos permitía salir al guerrero y en ocasiones se mostraba vencido y agotado de pelear contra la maldita enfermedad, sus manos y pies se adormecían continuamente. Tres semanas en las que no importó nadie más que él. Tres semanas que nos llenaron de esperanzas vacías.

Finalmente, ayer después de la cena el coronel se dejó caer, vencido y cansado dio por concluida su batalla, su páncreas había cedido por completo a la afección crónica incurable, aún no entiendo que sucedió, no puedo asimilarlo, todo marchaba estupendamente bien, mi relación con el abuelo había vuelto a ser la de antes, la de siempre.

Él debía ganar la batalla, me prometió hacerlo, me juró luchar, sé que lo estaba haciendo pero decidió no hacerlo más, cansado tal vez de continuar librando una batalla interminable. Ahora mismo siento una rabia terrible, unos deseos de salir corriendo y perderme en la noche oscura.
En la sala de espera mi abuela luce como un fantasma, llora inconsolablemente por él, por el abuelo, por su esposo, por el padre de sus hijos, por su eterno y fiel compañero, ahora entiendo cuanto lo quería, cuanto lo necesitaba y cuanto se complementaban.

No he podido llorar, no quiero hacerlo, el abuelo tomó su decisión y sin embargo creo que nos falló a todos, ésta historia no podía terminar así, quedan inconclusas demasiadas historias y experiencias. Un gran vacío que no se llenará nunca ni con los honores brindados al coronel antes de su funeral. Abuelo siento que ya te extraño…

Mi padre ha iniciado con los trámites para el servicio funerario, yo quiero simplemente perder el conocimiento y dormir. Caer en un sueño profundo y no despertar. Sin darme cuenta me he quedado dormido en la sala de espera del hospital.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, de camino a la casa sólo me cabe en la cabeza juzgar la manera tan pésima con que conduce mi padre, no puedo creer que sea tan pendejo y no pueda dar alcance al imbécil que parece no tener prisa alguna por llegar a donde quiera que vaya, ¡Carajo! Lo peor es que en éste momento muero por prender un cigarro pero prefiero no hacerlo para evitar escuchar el sermón que seguramente mi madre me proporcionará con respecto al daño irreversible que causa el tabaco en mi organismo. ¡Pura madre!

Al llegar a casa todo transcurre igual, de la misma monótona manera. Mi madre tratando a toda costa de consolar a mi padre. Mi padre frío y tratando de aparentar una tranquilidad que de sobra sabemos no siente, que escena tan deprimente.

Subo a mi recamara para descansar por un rato, pesadamente me dejo caer en la cama, no puedo dormir, siento la cabeza a punto de explotar, enciendo un cigarro y luego otro más y otro más en el transcurso de nueve minutos. Solo atino a dar vueltas en éste maldito encierro, son exactamente las 4:29 a.m. Yo no puedo seguir aquí, necesito salir.

He decidido escapar del encierro, manejo por inercia, no sé qué dirección tomar. A esta hora hay pocos autos en las avenidas, lo que me da la oportunidad para conducir a gran velocidad no como el inepto de mi padre, de verdad no sé si es estúpido ó la impresión que le causo perder a su padre lo ha dejado aún más jodido del cerebro.

El ruido provocado por el motor del auto y el viento descargando su furia en mi cara me han liberado. Detengo el auto en una licorería de esas que se mantienen abiertas las 24 horas, para comprar una botella de vodka y más cigarros. He apagado el último que me quedaba tan sólo dos calles atrás, mientras pago observo el reloj cubierto de escandalosas luces neón marcar las 5:00 a.m. Ensimismado en mis pensamientos le extiendo un billete al dependiente quien trae puesta una vieja gorra con el logotipo de una marca refresquera.

Abro la botella y le doy un gran sorbo que por poco me hace toser, de la nada escucho al empleado decirme con cierto temor en su voz que está prohibido beber en el establecimiento justo en el momento que me entrega el cambio acompañado del ticket de compra.

No pude evitar soltar una risa burlona y hacerle una seña para ofrecerle de la botella pero él solo baja la mirada y yo me frustro aún más, le doy otro trago y salgo del local mientras enciendo un cigarro más.

Continuo manejando sin rumbo fijo dando vueltas por la ciudad hasta detenerme justo frente al hospital donde recién murió mi abuelo, observo con detenimiento y puedo ver la habitación que hasta el día de ayer le perteneció, en éste momento me es imposible contener el llanto y lloro de dolor, de rabia, de impotencia, de tristeza y de soledad... Me embarga una profunda soledad.

Al cabo de unos minutos mi teléfono móvil suena para sacarme de mis pensamientos, para despertarme y levantar la cabeza que mantenía apoyada en el volante. Es mi madre que pregunta donde estoy, la escucho demasiado preocupada y angustiada.

-Hijo, ¿Te encuentras bien? ¿Dónde estás?

-Si mamá... Todo está bien, sólo necesitaba pensar... ¿Cómo está papá? Musitaba con
pausas, mientras encendía el auto para ir de regreso a casa.


Bebí por última vez de la botella de vodka y la dejé en el asiento trasero, conduje muy despacio a casa de mis padres, el viento ya no soplaba tanto y una ciudad confundida y contaminada comenzaba a despertar, en las esquinas llenas de basura y desperdicios se podía observar coexistiendo a burócratas tomando el autobús para el trabajo diario, señoras vendiendo tamales y café caliente y también pan dulce con sabor y olor a urbe prehispánica, niños y niñas apurados por llegar al colegio algunos incluso recriminando a sus padres por estacionarse en doble fila.

Al llegar a casa abracé a mi padre tan fuerte como pude, lloramos juntos. Al cabo de un rato subí directamente a mi habitación. Finalmente parecía que conseguiría dormir.


Nos leemos luego.

jueves, 8 de diciembre de 2011

M y H





@viktorkamacho





M conoció a H un sábado por la noche. ¡No! Corrijo… H conoció a M un viernes por la tarde. Aunque M insista que se conocen desde siempre, de otra vida quizás.

Pues bien, en ésta historia tan peculiar H comenzó a seguir a M para reconocer sus pasos, para detallar sus conductas y para conocerlo más a fondo. Hecho esto, M envío una carta a H donde le escribía que debían verse, ir a cenar o tal vez beber una copa de vino.

Durante los días subsecuentes hablaron mucho, algunos pensarían que demasiado, casi una exageración. Se escribían cartas y se llamaban por teléfono todos los días. Y aunque M y H vivían en ciudades diferentes, las demás personas comenzaron a darse cuenta que M y H mantenían algo más que sólo una buena amistad.

Un buen día, H se armó de valor e invitó a M a cenar. Cenaron riquísimo. Aunque para ser honestos ninguno terminó su plato porque ambos estaban demasiado nerviosos con el encuentro. Al salir -después de la media noche- H llevó a M a su casa y a pesar que a los dos les motivaba besarse, decidieron inconscientemente esperar. Al día siguiente M deseaba con toda su alma ver una vez más a H, lo que M ignoraba es que H sentía exactamente lo mismo. Puesto que ambos deseaban muchísimo estar juntos, fijaron un nuevo encuentro. Y esta vez al igual que la primera, juntos vieron el amanecer, platicando de todo y de nada.

Esa noche durmieron juntos, abrazados. Su entendimiento era tal que no fue necesario desnudar sus cuerpos para sentirse cerca, ni siquiera hizo falta que sus bocas se unieran porque el latir sincronizado de sus corazones enmudecía el ambiente mismo.

La primera vez que M y H tuvieron sexo, fue una de las más sentidas experiencias para ambos. Lo fue en parte porque habían esperado lo suficiente para hacerlo. Se trató de un intercambio de caricias y sudor corporal. Al final sus manos entrelazadas y su respirar agitado fueron los testigos del profundo sentimiento que ya mismo almacenaban en su interior.

M y H han permanecido juntos muchos años. Ninguno de los dos habla acerca del futuro o cuánto tiempo piensan estar unidos. Y aunque ninguno lo confiese, ambos muy dentro de si desean que sea para toda la vida.

Mucho tiempo después en un universo paralelo, en el entorno de un mundo globalizado ésta historia se repite a través de las redes sociales. H sigue a M en twitter y M le envía mensajes directos. Se mantienen en contacto vía correos electrónicos y llamadas a sus móviles. Sin embargo, el sentimiento de mantenerse juntos es el mismo ahora y siempre…

Seguramente porque el amor viaja a velocidades inimaginables a través del tiempo, el espacio y la tecnología.




Nos leemos luego.

martes, 29 de noviembre de 2011

El Retrato Perfecto.




@viktorkamacho


Cuando pienso en el concepto de la familia, me gusta soñar y evocar una fotografía con una escena perfecta: Una familia integrada por un padre y una madre, hijos contentos casados con esposas y esposos felices; abuelos, nietos, sobrinos e incluso un perro que termina por adornar el escenario. Todos compartiendo una rica cena justo antes de la llegada de la navidad.

Y sí, efectivamente me gustaría que todas las personas que conozco y que han tocado directa o indirectamente mi vida provinieran de una familia así. De hecho, en el fondo de mi corazón me habría gustado crecer así; sin embargo mi situación fue diferente, mis padres se divorciaron cuando yo tenía tan sólo seis años. Es entonces cuando te das cuenta que el concepto de familia va mucho más allá que una fotografía cuasi perfecta. La familia son personas que te hacen sentir seguro en todo momento, son quienes aprenden a diferenciar un gesto tuyo para presentir que algo va mal o increíblemente bien, son sin duda alguna tus mejores aliados y el motor que te alienta a continuar, aún y cuando el panorama no se vislumbre prometedor.

En el seno de la familia nos apropiamos de los valores que nos ayudan a decidir en los momentos más cruciales de nuestras vidas, aprehendemos las costumbres y legados que compartiremos con nuestros descendientes y sin duda alguna al interior de la familia encontramos la verdadera paz.

Así que no importa sí una familia está formada por sólo alguno de los padres, el sobrepeso siempre lo genera el cariño, la devoción y la responsabilidad. Hoy en día existen más madres solteras que luchan incansablemente por sostener a su familia. Mucho menos importa sí los hijos son adoptivos o sí los padres son del mismo sexo. Los hijos son de quien los cría -decía mi abuelo- y en efecto el cariño al interior de cada familia se cosecha a través de buenas acciones y mejores ejemplos.

Por otro lado la familia mexicana es un compilado de emociones que bien se merece un significado especial, la familia mexicana es apapachadora, entrona y regañona. Porque en todo momento, la familia mexicana lucha por mantenerse unida y sueña con un mejor porvenir para los suyos.

Cuando se acercan éstas fechas de reflexión al finalizar el año bien vale la pena agradecer por lo que tenemos, agradecer por la familia en la que crecimos y que es sin duda reflejo de lo que hoy somos. Al final del día el número de integrantes, las ideologías y creencias, las costumbres y valores, la preferencia sexual o la profesión de los padres no aventajan ni por error al denominador común en la mayoría de las familias mexicanas: el amor.

Y es entonces cuando estando consciente de la grandeza de nuestra familia, de la fortaleza con la que se ha enfrentado a las pérdidas, de la entereza para hacer frente a las dificultades y del respeto a tu individualidad surge sin demasiadas pretensiones el retrato perfecto.

¡Gracias!

Un abrazo fraternal a cada familia mexicana…

Nos leemos en 2012.

lunes, 3 de octubre de 2011

Con sabor a México...




@viktorkamacho


Sí hoy tuviéramos la oportunidad de reunir a nuestra familia para una celebración sin duda alguna sería en torno a una mesa llena de comida. Es un hecho que en nuestro país cada fiesta viene acompañada de la sazón mexicana. Desde el norte hasta el sur, en cada hogar se degustan platillos típicos, atemporales e incluso fusiones de recetas internaciones. Porque en México el sólo hecho de comer simboliza por sí mismo una magna celebración.

Compartimos un enlace matrimonial, una graduación o un bautizo con la elaboración de un gran banquete, conquistamos un corazón con una cena para dos, festejamos un aniversario o una fecha especial con dulces, pasteles y postres. Nuestras celebraciones en todo momento están enmarcadas por la comida. Incluso el compartir el lunch en el colegio a la hora del receso evoca la camaradería de los buenos amigos.

En nuestro país comer es todo un ritual, un ritual que conjunta el trabajo, el compromiso, la dedicación y la imaginación. Así, la amistad, el amor, la fraternidad y la buena voluntad son sentimientos que se generan a raíz de la comida.

El proceso que enmarca la siembra, cuidados y finalmente la cosecha, así como los métodos de elaboración y transformación de materias primas, las técnicas de preparación e incluso la manera en que degustamos cada platillo nos identifica como gente de bien, ciudadanos trabajadores ocupados por hacer las cosas de la mejor manera, con calidad exportadora y con una gastronomía envidiable por otras culturas, además de representar una de las principales ramas generadoras de empleos en nuestro país.

Hoy, existen más empresas mexicanas con presencia mundial. Tal es el caso de Bimbo, FEMSA, Lala o Gruma, que en los últimos años han tomado muy en serio su expansión global, contando con una fuerte presencia en mercados de Estados Unidos, América Latina y Asia.

Por ello es que a los mexicanos nos viene bien eso de la comida porque cuando celebramos lo hacemos en grande, para nosotros no existen las porciones pequeñas. Lo hacemos sin distingos porque estamos conscientes que compartir un lugar en la mesa va más allá de una solemne invitación, es sin duda alguna hacerte parte de la familia.

Una familia de más de 113 millones de habitantes, cálida, hospitalaria, entregada. Una familia llamada ¡México!

Nos leemos luego.

lunes, 22 de agosto de 2011

Cuando seas grande...





@viktorkamacho



En 1999 la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Misma organización que la define como el rango de edad entre los 11 y los 24 años abarcando la pubertad, adolescencia y la juventud plena.

Más allá de un concepto, los jóvenes somos por naturaleza, arriesgados y propositivos. Prueba de ello son los grupos juveniles que han encabezado diversos movimientos sociales determinando así el nuevo rumbo del mundo entero.

Sabedores de ésta fuerza, en la actualidad los gobiernos y las grandes empresas se han ocupado por incluir a los jóvenes en la función pública y en la iniciativa privada. Ya que son los jóvenes quienes renuevan la sociedad pero también la preparan para los cambios que habrán de redefinir la cultura, la ideología y por supuesto las formas de gobernar.

Los ejemplos son tantos y tan variados que sin duda abarrotarían este espacio. Tal es el caso de Roberto Borge, quintanarroense quien a sus 31 años se convirtió en el gobernador más joven en la historia del país. Luis Donaldo Colosio Riojas abogado de profesión y asiduo “tuitero” quien hace poco causó controversia por aferrarse a sus propias ideas rechazando propuestas para integrarse a las filas de más de un partido político. Canek Vázquez, Diputado Federal y Líder Nacional del Frente Juvenil Revolucionario con una visión única por el desarrollo de su país y el acercamiento con sus ciudadanos. Elisa Carrillo primera mexicana en lograr ser nombrada bailarina de la Casa de la Ópera de Berlín. Ximena Navarrete, segunda Miss Universo mexicana. Javier Hernández alías “Chicharito” o bien los integrantes de la Sub-17. Y por qué no Liliana Domínguez la única “Top Model” mexicana. Por supuesto sin dejar de lado a todos aquellos jóvenes mexicanos que han alcanzado el éxito antes de los 30´s.

Por ello, como bien citó Napoléon “Toda hora perdida en la juventud es una probabilidad de desgracia para el porvenir”. Lo más fácil es sentarnos y esperar que alguien más proponga, actúe y gobierne. Sin embargo, hoy tenemos la oportunidad de ser quienes renovemos las reformas políticas de nuestro país, lo posicionemos como un lugar atractivo para invertir: seguro (incluso en los espacios públicos de esparcimiento) y productivo, pero aún más importante, demostrar la capacidad de los jóvenes mexicanos, aquella que determine la dirección que habrá de tomar nuestro país hacía las elecciones del 2012.

¡Nos leemos luego!











lunes, 6 de junio de 2011

Sigánme los buenos...





El próximo 3 de julio los ciudadanos de los estados de México, Coahuila, Hidalgo y Nayarit tendrán el derecho y obligación de acudir a las urnas para sufragar en la renovación de los poderes locales. Le toca a los mexiquenses elegir un nuevo gobernador, al estado de Coahuila gobernador así como la renovación de los 20 distritos locales; Hidalgo habrá de votar por 84 presidentes municipales y Nayarit además de gobernador, elegirá a quienes estén al frente de los 20 distritos locales e igual número de ayuntamientos.

Con la Reforma Electoral 2007-2008 que contempla entre otros apartados la disminución del financiamiento público destinado al gasto en campañas electorales, la reducción en tiempos de campañas electorales, además de la regulación de precampañas y, la prohibición para contratar propaganda en radio y televisión; los propios candidatos y sus partidos están mandados a hacer uso de las nuevas alternativas para dar a conocer sus propuestas.

Lo anterior, por supuesto basado en un extraordinario ejemplo: Barack Obama. El presidente de los Estados Unidos utilizó los medios electrónicos para acercarse a los jóvenes durante su campaña a la presidencia en 2006. Estrategia por demás exitosa que le permitió sumar votos a su candidatura y el calificativo como una de las personas más influyentes de las redes sociales como Facebook y Twitter emitido por la revista Time.

En nuestro país Enrique Peña Nieto, candidato priísta no oficial a la presidencia en 2012, se perfila ya como uno de los representantes de la política nacional con mayor éxito en las redes sociales. En Facebook suma la nada despreciable cantidad de 537,851 fans, mientras que en su cuenta de Twitter los y las seguidoras aumentan a diario. Quien, a voz del pueblo es el nuevo presidente de México cuenta también con un canal propio de televisión en el sitio de YouTube donde difunde sus principales eventos.

Ahora bien, en lo que corresponde a la popularidad de los aspirantes al gobierno del Estado de México, el candidato del P.A.N. Luis Felipe Bravo Mena cuenta con 9,423 seguidores en Twitter, a Alejandro Encinas de la alianza Unidos Podemos Más integrada por el P.R.D., el P.T. y Convergencia lo siguen 19,208 personas y a Eruviel Ávila candidato de la fórmula Unidos Por Ti integrada por el P.R.I., Nueva Alianza y el P.V.E.M. lo siguen 33,915. Luego entonces ¿La popularidad en las redes sociales define el rumbo de las elecciones? Las encuestas bien podrían respaldar ésta teoría, ya que las mismas posicionan a Eruviel Ávila muy por encima de sus adversarios.

Sin embargo también existe un denominador común: el Partido Revolucionario Institucional despunta como favorito en los próximos comicios. Ya que en el caso de Coahuila y Nayarit, los candidatos de éste partido Rubén Moreira y Roberto Sandoval respectivamente también encabezan los resultados emitidos por empresas encuestadoras. Es un hecho, la gente quiere sentirse cerca de sus candidatos, conocerlos, preguntarles y aún más importante ser escuchados. Las redes sociales le permiten a un pequeño pero significativo porcentaje de la ciudadanía hacerlo.

Por supuesto no pretendo ahondar en los desatinos de los partidos políticos, lo que sí es un acierto es el hecho de usar las redes sociales como una nueva herramienta en las campañas políticas, lo que sin duda alguna obligará a nuestras instituciones a pugnar por una mejor educación que incluya tecnología digital, mayores espacios públicos con acceso a internet y por supuesto, una verdadera apertura de mercado para lograr una sana competencia en materia de tecnología.

Y entonces llegará el día en el que nuestra palabra, así como las promesas de los políticos y los compromisos de nuestros gobernantes también tengan validez legal cuando se escriban en un tweet de ciento cuarenta caracteres.

Nos leemos luego.





@viktorkamacho

La inocencia secuestrada


Sí el día de hoy hiciéramos un análisis sobre la niñez en nuestro país sin duda alguna las diferencias serían abismales comparadas con la época en la que nosotros fuimos niños.

Y entonces el clásico sonsonete de nuestros padres nos quedaría como anillo al dedo aquél que dice “cuando yo tenía tú edad esto o aquello”. Sin embargo sin el ánimo de leerme anticuado, es un hecho que las niñas y los niños son, en la actualidad bombardeados por un fenómeno llamado globalización. El mismo proceso económico, tecnológico, social y cultural que crea una comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo entero, repercutiendo en la unificación de mercados, sociedades y culturas. Pero aún más importante transformando a la sociedad, las economías y las posturas políticas.

En la actualidad los niños se adelantan a su propia edad, víctimas de la tecnología, la apertura comercial y la violencia, experimentan un crecimiento acelerado. Renuncian a su inocencia para mostrarse experimentados portando armas y consumiendo enervantes. Dejan de lado los juegos inocentes por los teléfonos celulares. Olvidan la interacción entre iguales para estar conectados a una red social donde pretenden crear amistades, permaneciendo en un peligro constante.

Pero, ni con todos los adelantos tecnológicos, ni mucho menos con la influencia de íconos juveniles de la música actual los niños y niñas dejan de serlo. No olvidemos que un niño tiene derecho al juego, a la protección contra el descuido o el trato negligente y a la información adecuada (entre otros); entonces ¿Por qué insistir en lo contrario?

Como padres, profesores y ciudadanos estamos obligados a proveerlos de una educación adecuada que conviva saludablemente con su edad y manera de pensar. Es un criminal aquél que abusa de la inocencia de un niño, quien lo obliga a crecer y madurar mucho más rápido, quien lo descuida y quien violenta su estabilidad.

¿Acaso “El Ponchis” (el niño sicario) busco serlo? ¿Era el sueño de la adolescente mal informada ser madre a los catorce años? ¿El pequeño Nicolás pidió ser violado, ultrajado y golpeado? ¿Los niños de la calle soñaban con una vida así?

Es un hecho, todos somos responsables de mantener la inocencia de los niños, es preciso que actuemos pensando que somos ejemplo de ellos, que pugnemos por programas que les permitan ejercer con responsabilidad su sexualidad, que se castigue severamente a quienes abusen de los niños y niñas; pero aún más que se infrinja todo el peso de la ley (y de los hombres) a aquellos padres que expongan a un menor, que descuiden su educación, su seguridad, su alimentación y el derecho a crecer en una familia que les dé afecto y amor.

Al final del día los niños son el futuro de nuestro país, pero la responsabilidad de que lleguen a serlo es nuestro presente.

Nos leemos luego.




@viktorkamacho

lunes, 2 de mayo de 2011

El valor de una promesa


¿Cuántas veces hemos prometido dejar de fumar? O ¿Amarnos hasta que la muerte nos separe? Pero, ¿Cuántas veces hemos cumplido cabalmente éstas promesas? ¿De verdad es tan difícil el cumplir nuestros juramentos? No olvidemos que en cada juramento o promesa va implícita nuestra palabra de cumplirlas o en otros términos nuestro honor e incluso nuestra credibilidad.

Así un domingo cualquiera, el presidente de uno de los países más poderosos -empero se encuentre inmerso en una gran crisis- cumplió su palabra de “cazar” a una de las personas non gratas para su país; un terrorista. Aquél singular protagonista de uno de los sucesos más lamentables en la historia del país angloparlante.

Y aunque no apele al hecho de que la violencia se combate con más violencia, ni mucho menos que la venganza sea parte de las políticas públicas, sí reconozco el hecho de que previo a contiendas electorales (donde sin duda alguna se busca una reelección) el hecho de cumplir una promesa le agregue valor al desempeño de un mandatario.

Mientras tanto, al otro lado del mundo una joven graduada en historia del arte prometió amor eterno y fidelidad mas no obediencia al heredero de una de las monarquías más representativas de la Unión Europea. He aquí de nueva cuenta el valor de una promesa como factor acaparador de la atención de millones de personas alrededor del mundo.

Sin embargo aunque nuestras promesas no sean reconocidas a nivel mundial o protagonicen las noticias del día. Nuestros pactos, juramentos, acuerdos y hasta propósitos deben formar parte de nuestra vida diaria y, por supuesto merecen hasta nuestro último aliento en la lucha por cumplirlos.

Estoy pleno que llegará el día que nos tomemos en serio el juramento aquel que recita, prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y justicia que hacen de nuestra Patria la nación independiente, humana y generosa a la que entregamos nuestra existencia. El mismo día que nuestros políticos, gobernantes y legisladores mexicanos honren su promesa de ejercer su deber cívico, gobernar y legislar en beneficio del pueblo para que entonces y sólo entonces el pueblo no se levante en armas para demandar lo contrario.

Entonces ¿Qué valor le damos a nuestras promesas? Sin duda alguna deberíamos otorgarles el mismo que a nuestros ideales y a nuestros proyectos. Para que al final del día el último enunciado de los cuentos infantiles: “Y vivieron felices para siempre” sea consecuencia directa de una promesa cumplida. Porque siendo honestos la palabra de un hombre es lo más valioso de él, ya sea agricultor, burócrata, comerciante o presidente de la nación.

Ahora bien, sólo nos resta esperar el día anhelado. Y mientras sucede, empecemos por cumplir aquellas promesas que alguna vez hicimos.

¡Nos leemos luego!

martes, 22 de marzo de 2011

El respeto al derecho ajeno... ¿Es la paz?


Ya lo dijo Don Benito Juárez García ante el Congreso de la Unión aquél 15 de julio de 1867 con la restauración de la república: Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Sin embargo, aunque obedezco a esta significativa frase de tan célebre político liberal mexicano, también creo que el concepto “respeto” va mucho más allá de la propia definición hecha por la Real Academia Española en su vigésima segunda edición; no concibo ni por aproximación el uso de la palabra únicamente como el reconocimiento, la consideración y/o la atención que se tiene por alguien o incluso algo. Estoy cuasi seguro que el respeto cuenta con más variables de las que comúnmente aceptamos y por consecuencia directa con más de un sentido que cada quien adopta según le convenga mejor.

Por ello he aquí algunas interrogantes generadoras de opiniones encontradas ¿Un país mal conducido por un mal gobernante justifica un ataque armado encabezado por las economías más poderosas del mundo? ¿Es la despenalización del aborto una medida funcional aún cuando no preserva la vida? ¿Sí tienes un familiar que padece una enfermedad terminal, es válido desconectarlo o bien dejarlo morir? ¿Cuándo ves a uno de tus amigos consumir drogas no haces nada y te mantienes al margen sólo porque es su vida? ¿Tolerarías que una pareja homosexual adoptara y educara a un menor? ¿Está obligado un profesor de primaria a defender a un niño incluso ante sus progenitores ante el hecho de ser objeto de violencia intrafamiliar?

Entonces, ¿Hasta qué punto es permitido involucrarnos en éstas y otras tantas más situaciones similares? Sí nos apegáramos totalmente a la frase del Benemérito de las Américas, entonces tendríamos que mantener una postura imparcial en todo momento, es decir no emitir opiniones al respecto, menos consejos; ya ni que decir de actuar o bien tratar de impedir determinados actos que pudiesen calificarse de perniciosos o incluso perversos.

Lo que corresponde sería discernir un poco más sobre cada situación en particular y acerca de cada reacción que seguro provocará nuestra participación ó bien nuestra nula intervención; para ambos casos las consecuencias sin duda alguna nos alcanzarán en un determinado tiempo y espacio. Lo verdaderamente válido y eso lo aprendí recientemente es que no importa sí te equivocas en el momento de actuar sí eso que te hizo dar ese paso titubeante es provocado por el amor. El amor en todos los sentidos, al amor de pareja, -incluso entre parejas de un mismo sexo- el amor fraternal y por supuesto el amor propio.

Así que muy lejos de emitir un consejo por el respeto a su opinión, lo único que puedo compartirles es que al final del día al respeto lo integran también otros valores como el amor, la tolerancia, el afecto, la paciencia, la empatía y la libertad de pensar, creer, escribir, actuar y, sobre todo, la toma de conciencia de ser libre para ejercer nuestra voluntad y elegir la mejor forma de vida, tanto en la sociedad civil como en las formas de gobierno.

Nos leemos luego.

twitter@viktorkamacho

Coincidir


Un buen día dejé de creer por completo en las coincidencias. Llegó un momento en el que luego de un bombardeo intempestivo de casualidades que obligadamente me colocaron en una posición en la que motivado por las mismas circunstancias simplemente me dejé llevar y entregué mucho más que sólo buenas intenciones, cediendo también la confianza y el apego que surgen de la conveniencia de aferrarte a cualquier situación sólo porque las coincidencias provocan el creer ciegamente en el destino y sus curiosos planes perfectamente trazados en los que se incluyen a dos personas. Sin embargo al final todo mi ímpetu concluyó muy para mi pesar en una experiencia no grata.

Así que por ésta razón me olvidé de prestar mi desmedida atención a los detalles curiosos. Pero sin duda estos últimos días nuevamente me han hecho confiar que los detalles curiosos están ahí por razones que en ocasiones nos negamos a comprender. Pues bien, toda ésta historia inició en una fiesta de cumpleaños.

Aunque no te conocía, algo en mi interior me decía todo lo contrario, tal vez fue que tu hermana ya me había hablado mucho de ti ó quizá simplemente fue que empezábamos a formar parte de un elaborado plan del destino en un momento para coincidir en el mismo lugar. Sin razón alguna iniciamos un juego de complicidad, de risas y buenos momentos. Empezamos a llamarnos y a preocuparnos el uno por el otro, como aquella ocasión en la que me llamaste para reconfortarme después de un desafortunado incidente.

Una tarde cualquiera, motivado por una de mis múltiples manías comencé a buscar discos viejos en una tienda departamental, elegí uno. El track número dos reitera una y otra vez el creer, el necesitarte y el hacerte presente. “Dime que me crees, dime que me crees. Dime que sientes cuando me voy ó cuando no estoy, dime ven, ven”. Compartí ésta canción contigo y confesaste que es una de tus favoritas. El domingo acompañados de una de tus roomies entramos al “super” para comprar ingredientes y preparar pizzas en su depa. Inesperadamente el fondo musical era la misma canción: nuestro track número dos. ¿Cuál es la probabilidad de que un éxito de hace tres ó cuatro años esté presente en un lugar jamás pensado?

¡Qué coincidencia! Me dijiste mientras me mirabas con la alegría contenida en tu rostro. En ese momento te confesé que le temía a las coincidencias. Pero creo que el temor va más en el sentido de que no quiero que esto que recién inicia termine. Deseo ver más películas malas y con actrices peores que lejos de ser románticas terminan por ser demasiado cómicas. Quiero ir a fiestas y estar ahí sólo cuarenta minutos. Escuchar Big~Band y reírnos sin parar. Dormir contigo y despertar abrazados. Quiero simplemente coincidir contigo.

lunes, 21 de marzo de 2011

#ArmandoManzaneroQuotes


Armando Manzanero cita en alguna de sus composiciones -una de mis preferidas por cierto- ¿Qué importa vivir de ilusiones sí así soy feliz?

En lo particular opino lo mismo, porque definitivamente tengo una debilidad por adornar espacios, llenarlos de imágenes, recortes de vivencias y fotografías en tiempo real; sin duda a mi estricta razón le gana la reingeniería del corazón, esa manía de idealizar las situaciones, vaya pues de magnificarlas.

No lo niego soy un romántico empedernido, el mismo que se pasa buscando el para toda la vida e incluso aquél que sueña despierto porque sólo así los sueños se convierten en una realidad. Desde niño vive en mí ese chip idealista, soñador y romántico; hasta el día de hoy ignoro sí se trate de genética o se deba más al hecho que mi madre nos leía poesía en lugar de cuentos infantiles, recuerdo que nos gustaba apagar las luces y bajo la tenue luz de una lámpara de noche mis hermanas y yo escuchábamos -y sentíamos- atentos los versos de Pablo Neruda, Amado Nervo y Gabriela Mistral. Los días también transcurrían con una vieja grabadora que mis hermanas y yo usábamos para jugar, la visualizábamos como nuestra consola donde solíamos ponerle play a los cassettes de mi madre para cantar, así que las letras que solíamos repetir una y otra vez eran de lo más cursi. A los nueve años vi Mi pie izquierdo con mi madre y debo confesar que por vez primera lloré con una historia en la que a pesar de la adversidad todo era posible.

Y así he pasado mi vida, siempre rodeado de letras, canciones, películas y amores (algunos vividos con mayor intensidad); sin planearlo un buen día empecé a escribir, al principio únicamente para mí, me encantaba leerme, poco después lo compartí. Pero sin duda se necesita inspiración para hacerlo y ésta es tan difícil de conquistar que te da el “sí” haciéndose presente sólo cuando siente que el corazón palpita más fuerte, cuando las emociones están a flor de piel y cuando tu mirada se pierde en los ojos de alguien más.

Por ello no dudo que aquél día una pregunta común y corriente haya provocado en mi interior ese sentimiento de duda e incertidumbre. En automático mi lado romántico empezó a idealizarte, a pensarte en cada momento y a imaginarnos juntos. Los días transcurrieron, las conversaciones aumentaron, las miradas se encontraron y así con demasiadas pretensiones de mi parte nos volvimos cómplices del surgimiento de una relación platónica.

No lo pude evitar me enamoré de ti, de la manera en que luces con tus lentes y hasta del momento en que por primera vez nos abrazamos. Iluminabas mis días de una manera casi irreverente y en lo personal me bastaba tan sólo una sonrisa o un breve encuentro para guardarte en mis pensamientos cotidianos. Porque como sí se tratara del #hashtag del día te quedabas ahí, bien cerquita de mis emociones, haciéndome suspirar.

Por ello es que lo más extraordinario de ésta ecuación similar a la de Einstein es que son estos encuentros con personas extraordinarias que se cruzan en tu camino los que le dan sentido a la búsqueda continúa de lo que más anhelamos.

Y aunque tengo claro que el desenlace de ésta historia no será un típico “y vivieron felices para siempre” el que sale ganando sin duda alguna soy yo, porque a mí esto de las ilusiones me sienta tan bien como al compositor al piano o en sentido aún más familiar el escritor a las palabras. Al final de día es justo en ese lugar secreto en mi interior donde todo puede suceder porque Es allí donde todo lo puedo donde no hay imposibles, que importa vivir de ilusiones sí así soy feliz…

Nos leemos luego.


@R

martes, 8 de febrero de 2011

Soy NR


Cuando se acerca el fin de un año más, las circunstancias que incluyen la culminación de una etapa nos obligan a meditar acerca de nuestro actuar durante los días pasados.

Iniciamos con la autoevaluación de nuestros propósitos, comparamos los resultados anhelados con los obtenidos. Recordamos a todas aquellas personas involucradas en el continuo andar de nuestros pasos dados, la familia, los amigos, los compañeros del trabajo e incluso aquellos personajes como el señor que nos vende el periódico todas la mañanas o la enfermera que atendió a un amigo tuyo en el hospital, que sin pretenderlo forman ya, parte importante de nuestro entorno cotidiano. Por último y no menos importante concluimos meditando también en el futuro y en los nuevos planes.

La mayoría de nosotros deseamos ser mejores seres humanos en todas sus facetas: hijos, padres, amigos y profesionales. Vivimos cada día intentando encontrar la fórmula perfecta que nos ayude en el crecimiento espiritual, aquél que va más hacía nuestro interior. Pretendemos ir más lejos respetando la libertad de pensamiento y acción, además de poder expresarnos mejor, con grandes cantidades de humildad y mayor tolerancia.

Hace un par de meses, recibí la invitación para formar parte de una asociación de ayuda a niños y jóvenes con cáncer. Al pasar de los días en los que éste proyecto iba desarrollándose y tomando forma, me di cuenta que no hay satisfacción mayor que actuar en beneficio de los demás. El razonamiento es muy sencillo, el padre de familia trabaja ocho horas diarias para proporcionar bienestar a sus hijos, la mamá los cuida y atiende cuando se enferman, nuestros hermanos están presentes cuando los necesitamos y los amigos se muestran incondicionales en todo momento. Todas estas acciones son provocadas empíricamente por los lazos familiares y fraternales, pero en todas ellas existe un elemento común: el amor.

Al amor también se le precisa de muchas maneras, afinidad entre seres; sentimiento relacionado con el afecto y el apego; preocupación por otra persona, animal o cosa. Sin embargo cualquiera de las definiciones de éste concepto disponen dedicar tu atención, enfocar tus esfuerzos y proyectar tus emociones hacía alguien más. Por ello, cuando ayudas a los demás les demuestras tu amor, tu admiración pero también tu respeto.

Ignoro si ésta sea la formula buscada, lo que sí tengo claro es que el dedicar tu tiempo y esfuerzo a quienes lo necesitan es una actividad que engrandece. Al final no importa sí se trata de niños o jóvenes, adultos mayores, mujeres o enfermos terminales, personas desamparadas o con capacidades diferentes, animales e incluso nuestro medio ambiente; lo verdaderamente significativo es involucrarse y brindar nuestro apoyo. Seguro estoy que de ésta manera los rostros habituales también tendrán nombres y no sólo serán personajes a nuestro alrededor. Es maravilloso tener la oportunidad de actuar en beneficio de alguien más, de brindar tu amor traducido en esfuerzo y trabajo corresponsable, de sumar a tu lista de propósitos para éste nuevo año el participar activamente con buenas causas; porque efectivamente el amor provoca reacciones, genera posibilidades y une voluntades.

Nos leemos luego.

miércoles, 26 de enero de 2011

Quiero creer...


En días pasados se emitió en el estado de Guanajuato una propuesta para impartir educación religiosa al interior de las escuelas públicas de esa entidad. Inmediatamente las opiniones surgieron desde varios sectores de nuestro país. Las más elocuentes citaron a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente se hizo referencia al Artículo 3° el cual establece que la educación debe ser laica.

Desde otra perspectiva (la religiosa) se apoya la propuesta dentro del contexto de que un estado laico no implica un estado ausente de principios y valores.

Ahora bien, partamos del punto en el que erróneamente la mayoría de los padres confía la formación de sus hijos a las instituciones educativas olvidando que ésta, es una tarea corresponsable por inculcar valores y formar ciudadanos íntegros y comprometidos con su país. Y aunque es conocido por todos que el hablar de religión genera polémica, tomemos en cuenta que el mexicano necesita creer, es algo tan íntimo como su propia esencia, creímos y profesamos nuestra fe a los dioses de la lluvia y el sol. En algunos casos se adoran imágenes y amuletos. En otros se encomiendan los hijos y la vida misma a la virgen de Guadalupe. Pero en cualquiera de los argumentos el mexicano necesita sentir esa pertenencia que brinda el creer en señales sagradas o espirituales. Ese algo intangible que acumula creencias y promueve la fe. Sin ir más lejos en menos de cuatro meses se beatificará al Papa Juan Pablo II y ya mismo sus fieles seguidores visitan su estatua en la Explanada de la Basílica para pedirle milagros; entre ellos salud, empleo e incluso un pase de ingreso a la universidad.

De éste tamaño es la fe del mexicano, la cual sin duda se apresta a nuestra personalidad entrona, esa que no se sabe rajar y aunque cada día nos cueste creer más en nuestras autoridades, legisladores e instituciones, los grupos más vulnerables nos obligan a creer en el verdadero cambio en nuestro país, en unas elecciones justas y confiables, nos reclaman confiar en nuestra gente y en sus capacidades, en nuestra mano de obra calificada y en la efectividad de las fuerzas armadas. Debemos pugnar por una fuerza para profesar respeto a nuestros recursos naturales, solidaridad a nuestros hermanos víctimas de desastres naturales y exigir mayor presupuesto que efectivamente se utilice para brindar una mejor educación.

Porque la educación en México presenta demasiadas carencias e incluso discriminación: la pobreza, las capacidades diferentes y el género excluyen a un gran sector poblacional. Por ello lo importante aquí no es sí se brinda educación religiosa o no, lo verdaderamente significativo debe ser que ésta, la educación laica, gratuita y obligatoria sea una prioridad, con líneas de acción específicas, donde se frene la explotación de más de 3 millones de niños y jóvenes que trabajan y a quienes se les niega una educación de calidad, se eliminen en su totalidad las limitaciones tecnológicas ya que solo el 28% del total de la población cuenta con acceso a internet. Por lo demás, tener presente siempre que los verdaderos valores se aprenden dentro del seno familiar con amor y respeto.

La fe mueve montañas, la educación forma seres humanos y fortalece países.

Nos leemos luego.