lunes, 6 de junio de 2011

La inocencia secuestrada


Sí el día de hoy hiciéramos un análisis sobre la niñez en nuestro país sin duda alguna las diferencias serían abismales comparadas con la época en la que nosotros fuimos niños.

Y entonces el clásico sonsonete de nuestros padres nos quedaría como anillo al dedo aquél que dice “cuando yo tenía tú edad esto o aquello”. Sin embargo sin el ánimo de leerme anticuado, es un hecho que las niñas y los niños son, en la actualidad bombardeados por un fenómeno llamado globalización. El mismo proceso económico, tecnológico, social y cultural que crea una comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo entero, repercutiendo en la unificación de mercados, sociedades y culturas. Pero aún más importante transformando a la sociedad, las economías y las posturas políticas.

En la actualidad los niños se adelantan a su propia edad, víctimas de la tecnología, la apertura comercial y la violencia, experimentan un crecimiento acelerado. Renuncian a su inocencia para mostrarse experimentados portando armas y consumiendo enervantes. Dejan de lado los juegos inocentes por los teléfonos celulares. Olvidan la interacción entre iguales para estar conectados a una red social donde pretenden crear amistades, permaneciendo en un peligro constante.

Pero, ni con todos los adelantos tecnológicos, ni mucho menos con la influencia de íconos juveniles de la música actual los niños y niñas dejan de serlo. No olvidemos que un niño tiene derecho al juego, a la protección contra el descuido o el trato negligente y a la información adecuada (entre otros); entonces ¿Por qué insistir en lo contrario?

Como padres, profesores y ciudadanos estamos obligados a proveerlos de una educación adecuada que conviva saludablemente con su edad y manera de pensar. Es un criminal aquél que abusa de la inocencia de un niño, quien lo obliga a crecer y madurar mucho más rápido, quien lo descuida y quien violenta su estabilidad.

¿Acaso “El Ponchis” (el niño sicario) busco serlo? ¿Era el sueño de la adolescente mal informada ser madre a los catorce años? ¿El pequeño Nicolás pidió ser violado, ultrajado y golpeado? ¿Los niños de la calle soñaban con una vida así?

Es un hecho, todos somos responsables de mantener la inocencia de los niños, es preciso que actuemos pensando que somos ejemplo de ellos, que pugnemos por programas que les permitan ejercer con responsabilidad su sexualidad, que se castigue severamente a quienes abusen de los niños y niñas; pero aún más que se infrinja todo el peso de la ley (y de los hombres) a aquellos padres que expongan a un menor, que descuiden su educación, su seguridad, su alimentación y el derecho a crecer en una familia que les dé afecto y amor.

Al final del día los niños son el futuro de nuestro país, pero la responsabilidad de que lleguen a serlo es nuestro presente.

Nos leemos luego.




@viktorkamacho

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