martes, 29 de noviembre de 2011

El Retrato Perfecto.




@viktorkamacho


Cuando pienso en el concepto de la familia, me gusta soñar y evocar una fotografía con una escena perfecta: Una familia integrada por un padre y una madre, hijos contentos casados con esposas y esposos felices; abuelos, nietos, sobrinos e incluso un perro que termina por adornar el escenario. Todos compartiendo una rica cena justo antes de la llegada de la navidad.

Y sí, efectivamente me gustaría que todas las personas que conozco y que han tocado directa o indirectamente mi vida provinieran de una familia así. De hecho, en el fondo de mi corazón me habría gustado crecer así; sin embargo mi situación fue diferente, mis padres se divorciaron cuando yo tenía tan sólo seis años. Es entonces cuando te das cuenta que el concepto de familia va mucho más allá que una fotografía cuasi perfecta. La familia son personas que te hacen sentir seguro en todo momento, son quienes aprenden a diferenciar un gesto tuyo para presentir que algo va mal o increíblemente bien, son sin duda alguna tus mejores aliados y el motor que te alienta a continuar, aún y cuando el panorama no se vislumbre prometedor.

En el seno de la familia nos apropiamos de los valores que nos ayudan a decidir en los momentos más cruciales de nuestras vidas, aprehendemos las costumbres y legados que compartiremos con nuestros descendientes y sin duda alguna al interior de la familia encontramos la verdadera paz.

Así que no importa sí una familia está formada por sólo alguno de los padres, el sobrepeso siempre lo genera el cariño, la devoción y la responsabilidad. Hoy en día existen más madres solteras que luchan incansablemente por sostener a su familia. Mucho menos importa sí los hijos son adoptivos o sí los padres son del mismo sexo. Los hijos son de quien los cría -decía mi abuelo- y en efecto el cariño al interior de cada familia se cosecha a través de buenas acciones y mejores ejemplos.

Por otro lado la familia mexicana es un compilado de emociones que bien se merece un significado especial, la familia mexicana es apapachadora, entrona y regañona. Porque en todo momento, la familia mexicana lucha por mantenerse unida y sueña con un mejor porvenir para los suyos.

Cuando se acercan éstas fechas de reflexión al finalizar el año bien vale la pena agradecer por lo que tenemos, agradecer por la familia en la que crecimos y que es sin duda reflejo de lo que hoy somos. Al final del día el número de integrantes, las ideologías y creencias, las costumbres y valores, la preferencia sexual o la profesión de los padres no aventajan ni por error al denominador común en la mayoría de las familias mexicanas: el amor.

Y es entonces cuando estando consciente de la grandeza de nuestra familia, de la fortaleza con la que se ha enfrentado a las pérdidas, de la entereza para hacer frente a las dificultades y del respeto a tu individualidad surge sin demasiadas pretensiones el retrato perfecto.

¡Gracias!

Un abrazo fraternal a cada familia mexicana…

Nos leemos en 2012.