lunes, 3 de octubre de 2011

Con sabor a México...




@viktorkamacho


Sí hoy tuviéramos la oportunidad de reunir a nuestra familia para una celebración sin duda alguna sería en torno a una mesa llena de comida. Es un hecho que en nuestro país cada fiesta viene acompañada de la sazón mexicana. Desde el norte hasta el sur, en cada hogar se degustan platillos típicos, atemporales e incluso fusiones de recetas internaciones. Porque en México el sólo hecho de comer simboliza por sí mismo una magna celebración.

Compartimos un enlace matrimonial, una graduación o un bautizo con la elaboración de un gran banquete, conquistamos un corazón con una cena para dos, festejamos un aniversario o una fecha especial con dulces, pasteles y postres. Nuestras celebraciones en todo momento están enmarcadas por la comida. Incluso el compartir el lunch en el colegio a la hora del receso evoca la camaradería de los buenos amigos.

En nuestro país comer es todo un ritual, un ritual que conjunta el trabajo, el compromiso, la dedicación y la imaginación. Así, la amistad, el amor, la fraternidad y la buena voluntad son sentimientos que se generan a raíz de la comida.

El proceso que enmarca la siembra, cuidados y finalmente la cosecha, así como los métodos de elaboración y transformación de materias primas, las técnicas de preparación e incluso la manera en que degustamos cada platillo nos identifica como gente de bien, ciudadanos trabajadores ocupados por hacer las cosas de la mejor manera, con calidad exportadora y con una gastronomía envidiable por otras culturas, además de representar una de las principales ramas generadoras de empleos en nuestro país.

Hoy, existen más empresas mexicanas con presencia mundial. Tal es el caso de Bimbo, FEMSA, Lala o Gruma, que en los últimos años han tomado muy en serio su expansión global, contando con una fuerte presencia en mercados de Estados Unidos, América Latina y Asia.

Por ello es que a los mexicanos nos viene bien eso de la comida porque cuando celebramos lo hacemos en grande, para nosotros no existen las porciones pequeñas. Lo hacemos sin distingos porque estamos conscientes que compartir un lugar en la mesa va más allá de una solemne invitación, es sin duda alguna hacerte parte de la familia.

Una familia de más de 113 millones de habitantes, cálida, hospitalaria, entregada. Una familia llamada ¡México!

Nos leemos luego.