lunes, 21 de marzo de 2011

#ArmandoManzaneroQuotes


Armando Manzanero cita en alguna de sus composiciones -una de mis preferidas por cierto- ¿Qué importa vivir de ilusiones sí así soy feliz?

En lo particular opino lo mismo, porque definitivamente tengo una debilidad por adornar espacios, llenarlos de imágenes, recortes de vivencias y fotografías en tiempo real; sin duda a mi estricta razón le gana la reingeniería del corazón, esa manía de idealizar las situaciones, vaya pues de magnificarlas.

No lo niego soy un romántico empedernido, el mismo que se pasa buscando el para toda la vida e incluso aquél que sueña despierto porque sólo así los sueños se convierten en una realidad. Desde niño vive en mí ese chip idealista, soñador y romántico; hasta el día de hoy ignoro sí se trate de genética o se deba más al hecho que mi madre nos leía poesía en lugar de cuentos infantiles, recuerdo que nos gustaba apagar las luces y bajo la tenue luz de una lámpara de noche mis hermanas y yo escuchábamos -y sentíamos- atentos los versos de Pablo Neruda, Amado Nervo y Gabriela Mistral. Los días también transcurrían con una vieja grabadora que mis hermanas y yo usábamos para jugar, la visualizábamos como nuestra consola donde solíamos ponerle play a los cassettes de mi madre para cantar, así que las letras que solíamos repetir una y otra vez eran de lo más cursi. A los nueve años vi Mi pie izquierdo con mi madre y debo confesar que por vez primera lloré con una historia en la que a pesar de la adversidad todo era posible.

Y así he pasado mi vida, siempre rodeado de letras, canciones, películas y amores (algunos vividos con mayor intensidad); sin planearlo un buen día empecé a escribir, al principio únicamente para mí, me encantaba leerme, poco después lo compartí. Pero sin duda se necesita inspiración para hacerlo y ésta es tan difícil de conquistar que te da el “sí” haciéndose presente sólo cuando siente que el corazón palpita más fuerte, cuando las emociones están a flor de piel y cuando tu mirada se pierde en los ojos de alguien más.

Por ello no dudo que aquél día una pregunta común y corriente haya provocado en mi interior ese sentimiento de duda e incertidumbre. En automático mi lado romántico empezó a idealizarte, a pensarte en cada momento y a imaginarnos juntos. Los días transcurrieron, las conversaciones aumentaron, las miradas se encontraron y así con demasiadas pretensiones de mi parte nos volvimos cómplices del surgimiento de una relación platónica.

No lo pude evitar me enamoré de ti, de la manera en que luces con tus lentes y hasta del momento en que por primera vez nos abrazamos. Iluminabas mis días de una manera casi irreverente y en lo personal me bastaba tan sólo una sonrisa o un breve encuentro para guardarte en mis pensamientos cotidianos. Porque como sí se tratara del #hashtag del día te quedabas ahí, bien cerquita de mis emociones, haciéndome suspirar.

Por ello es que lo más extraordinario de ésta ecuación similar a la de Einstein es que son estos encuentros con personas extraordinarias que se cruzan en tu camino los que le dan sentido a la búsqueda continúa de lo que más anhelamos.

Y aunque tengo claro que el desenlace de ésta historia no será un típico “y vivieron felices para siempre” el que sale ganando sin duda alguna soy yo, porque a mí esto de las ilusiones me sienta tan bien como al compositor al piano o en sentido aún más familiar el escritor a las palabras. Al final de día es justo en ese lugar secreto en mi interior donde todo puede suceder porque Es allí donde todo lo puedo donde no hay imposibles, que importa vivir de ilusiones sí así soy feliz…

Nos leemos luego.


@R

No hay comentarios:

Publicar un comentario