lunes, 23 de noviembre de 2009

Hoy


El día de hoy parecía un día normal, un día como cualquiera. Las mismas construcciones que sirven de paisaje en ésta ciudad, los mismos cientos de vehículos circulando por la mismas grandes avenidas, la misma canción que no me canso de escuchar desde hace dos semanas y por supuesto, otra manifestación más del Sindicato Nacional de Electricistas que me mantendrá detenido en medio de la nada por algún par de horas.

Disminuyo el volumen del estéreo para escuchar a mis pensamientos, los mismos de siempre, los recientes. Lentamente se empiezan a proyectar imágenes articuladas frente a mí, recortes de experiencias pasadas, recuerdos, vivencias, logros y desencuentros.

Éste año que se extingue con la llegada de las compulsivas compras y los abrazos sinceros, trajo consigo una cantidad exorbitante de momentos que se cuentan de cinco en cinco con cuatro rayitas verticales y una diagonal. Particularmente éste año me atreví a ser más arriesgado, aprendí a nadar y a bailar. Le escribí a esa persona especial mis sentimientos celosamente guardados en el fondo de mi corazón. Me aventuré a emprender nuevos proyectos y también nuevas metas que al transcurrir de los días se convierten en una realidad tangible.

Alguien alguna vez me dijo que era casi imposible hacer buenos amigos al salir de la universidad y sin embargo éste año también conocí a mis nuevos mejores amigos, cómplices todos de desvelos, rupturas y viajes extremos. Compartí más tiempo con mi familia y sin duda he reído bastante, demasiado para ser honestos.

Éste año, trajo consigo incontables fuentes de inspiración convertidas en canciones y detalles, personas, situaciones y coincidencias, demasiadas coincidencias, tantas que no las creo, aportando también el valor para expresarlas y sin duda alguna también la oportunidad de compartirlas.

El denominador común ha sido vivir el día de hoy como si fuera el último, no guardar sentimientos buenos ó malos, por el contrario expresarlos todos. Pedir perdón y decir “te quiero” sin esperar fechas especiales ó citas marcadas en la agenda. Escucharte, entenderte y aceptarte tal cual eres para así escuchar, entender y aceptar a los demás, creer en tu gran capacidad para lograr aquello que se visualiza como imposible. Dejarte sorprender por las cosas simples, tan ordinarias que terminan por ser extraordinarias. Abrazar a los miembros de tu familia sin razón alguna, hacerles saber que te importan y que estás ahí incondicionalmente por ellos y para ellos y por supuesto nunca esperar recompensas por las buenas acciones. Hacer lo correcto y no lo justo.

Un ensordecedor sonido de bocinas me ha vuelto a la realidad, parece que finalmente lograremos avanzar. Subo el volumen a la misma canción y una gran sonrisa se dibuja en mi rostro. Hoy es un día único.

Un abrazo bien fuerte.

Nos leemos luego.


Víctor Camacho Islas.




*Editorial en la Publicación Rumiantes y Más, Noviembre-Diciembre 2009.

1 comentario:

  1. Y bueno que no siempre se puede pero uno duerme muy bien cuando tiene un día de esos

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