jueves, 25 de febrero de 2010

Una de vaqueros.


Pluralidad, variedad, diversidad, todos ellos son sinónimos de complejidad, sin embargo algo que es diferente no tiene porque ser confuso y por consecuencia directa lo confuso no siempre será diferente. El ser humano está tan acostumbrado a los estándares y a lo comúnmente establecido que cuando se le presenta una oportunidad que puede originar controversia, el miedo se antepone a la propia realidad y es entonces cuando calificamos de antinatural lo que desconocemos ó nos parece extraño. Hablar de diversidad sexual es acumular todas y cada una de las expresiones mundanamente sexuales, incluida la heterosexual.


Nos "acostumbraron" a que la relación natural es aquella que involucra a un hombre y una mujer, pero esto más en el sentido propio de la complementariedad reproductiva, sin embargo ¿Es verdaderamente la reproducción de la especie el sentido mismo del acto sexual como tal? Personalmente estoy convencido que no, porque entonces ¿Qué lugar asignamos a una relación entre dos mujeres ó bien aquella entre dos hombres?


En nuestro país el respeto a la pluralidad (en todas sus formas) no se asemeja ni por aproximación a un hecho cotidiano, es decir a una realidad palpable, pero... También es cierto que el tiempo transforma las creencias. Las influencias que a diario nos llegan traducidas en información a través de los medios de comunicación principalmente, ayudan en grandes dimensiones, por lo tanto no podemos obviar las corrientes que revolucionan el continuo andar de las grandes sociedades.


No pienso ni por equivocación adentrarme en el dílema de sí ¿Se nace ó se hace? Creo que es más importante enfocarnos en el respeto a las diversas expresiones sexuales, defender la posibilidad de gozar de relaciones placenteras y responsables, además de impulsar acuerdos sociales que eduquen contra la homofobia, compromisos que den paso a la tolerancia y por supuesto eviten a toda costa la discriminación.


Al final del día, muy íntimamente, con la luz prendida ó con la luz apagada, el acto sexual no es un listado de reglas específicas sobre el uso de orificios y órganos, es, mucho más que eso, es el intercambio de experiencias, de caricias, de besos, de sudor corporal que salpica las veladas románticas y, ya entrados en detalles es ese gustillo que nos provoca sabernos deseados y que nos motiva a amar sin condiciones y por supuesto sin gastados estereotipos.


No hace falta escalar la montaña para ocultarle secretos a los escépticos, lo mejor será convencernos que el tema de la diversidad sexual está más activo que nunca en la sociedad mexicana y, cohabita diariamente con el en forma tan sólo de seres humanos.

Nos leemos luego.








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