jueves, 22 de julio de 2010

¡Goool!


El once de junio en punto de las 7:00 horas tiempo de México, el mundo entero fijó su atención en Sudáfrica para presenciar el acontecimiento futbolístico por excelencia, la edición diecinueve del mundial. Pero… ¿Qué representa éste evento deportivo en las economías de los países? Más allá de la afición que derrochó desmedidamente en playeras oficiales de su selección, viajes y estancias en hoteles sudafricanos para ver los partidos directamente desde el terreno del juego, también aumentó los índices en la compra de pantallas de alta definición, contratos de sistemas de televisión por cable, computadoras personales y por supuesto la adquisición de planes de servicio de internet. Por supuesto la afición también concentró su energía, su atención y su tiempo en los partidos, por ello, tal como se previó, se reflejó una considerada disminución en la productividad de las empresas privadas pero también en las instituciones públicas.

Específicamente en nuestro país los bares y centros de entretenimiento mantuvieron un horario diurno durante las cuatro semanas del campeonato, así se sumaron también la venta de botanas, refrescos, cervezas y demás bebidas alcohólicas. Del otro lado de la cancha el balón también movió ágilmente la economía, los patrocinios deportivos, las campañas publicitarias, la abusada imagen de los jugadores internacionales en promocionales, espectaculares y comerciales, sin duda alguna generaron numerosas ventas para las compañías transnacionales.

Sin embargo, hay un elemento que entre toda ésta idea preconcebida del consumismo destaca de sobremanera: la esperanza. No por nada justo antes del inicio del mundial, arrancó una estrategia de acción cuyo objetivo primordial es el de reconocer y exaltar los esfuerzos de los mexicanos que buscan rescatar al México dinámico y emprendedor. Una iniciativa liderada por las dos grandes televisoras del país y más de una decena de medios impresos y grupos radiofónicos, la cual también cuenta con la participación de las tres principales instituciones a nivel nacional de educación superior. Así, en el marco de un ambiente futbolístico ésta alianza tomó la atinada decisión de ubicar al director técnico de nuestra selección nacional -hasta ese momento- como imagen para sensibilizar al país en temas como el respeto, la equidad y las ganas de salir adelante con trabajo, preparación y esfuerzo. La intención de ésta avanzada es formar mexicanos proactivos que actúen en lugar de criticar y que se involucren para no permanecer al margen en el desarrollo de la nación.

Seguramente tomaron como antecedente que en los últimos dos mundiales, México ocupó el lugar once y quince respectivamente; en ésta edición la F.I.F.A. nos ubica en el lugar número diecisiete. Así que necesitamos definitivamente creer con humildad en nosotros mismos, hemos estado en dos ocasiones a sólo seis lugares de ser campeones del mundo, pero de pronto algo sucede en los tiros de penales y entonces la esperanza que siempre muere al último, termina agotada de esperar, empapada del sudor de la derrota y ensordecida de los gritos que al unísono corean la clásica frase del “Si se puede” dejando olvidada la palabra ¡Gol! Una vez más nos quedamos frustrados y decepcionados, no fue suficiente creer, hace falta intentar, ponerse la camiseta y seguir intentando hasta lograr el objetivo planteado.

Así que, ya que el balón está en juego, tomemos como reflexión nuestra propia realidad y hagamos énfasis en nuestras limitaciones sin dejar de trabajar día a día para superarlas, empecemos por no sólo creer en nuestras capacidades sino en estar seguros de lo que podemos lograr, y entonces asumamos de una vez por todas la actitud de triunfadores; por supuesto no será tarea fácil, sin duda lo más importante es tener claro que los cambios son graduales y que definitivamente no llegarán en el primer tiempo; sin embargo el juego es un trabajo de equipo porque al final del día, todos, sin excepción alguna anhelamos levantar muy por encima de nuestros hombros la copa del mundo que llega con la satisfacción de aquellos que no temieron ni dudaron ni por un sólo momento arriegar todo muriendo en el intento.

Nos leemos luego.

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