jueves, 22 de julio de 2010

México, lindo y querido.


Ser mexicano es mucho más que escupir, decir “güey” ó tomarte un shot de tequila. Ser mexicano tampoco es pretender ser exageradamente hospitalario con los turistas para que al final terminen diciendo que los mexicanos somos muy “cálidos” ó bien diferenciarnos por ser un país en el cuál en las invitaciones de las bodas se imprime un horario que contempla el inicio de la ceremonia con media hora de anticipación, y aún así llegar tarde porque conocemos de memoria el truquito.

Ser mexicano es un ritual prehispánico pero no por ello debemos cargar en nuestras espaldas cual lápidas de concreto las costumbres arcaicas y retrogradas. De hecho bien valdría la pena que nuestros defensores de la libertad se reunieran en secreto y con el apoyo de la esposa de algún gobernante, iniciaran una rebelión insurgente para abolir conductas criminales, así el machismo, la burocracia, la corrupción, la falta de respeto hacía el medio ambiente y la intervención de la iglesia en los asuntos públicos serían actos prohibidos e incluso castigados con todo el rigor de nuestra legislación.

Es un hecho, los mexicanos somos arriesgados y osados por naturaleza y le “entramos” a todo, no nos sabemos “rajar”. Entonces, ¿Qué importa sí el equipo contrario nos anota un gol calificado como fuera de lugar? ¿Es razón válida para perder un partido? ¿Está permitido el no votar concediendo como excusa justificable el argumento de que siempre ganan los mismos? ¿Es correcto infringir violencia familiar sólo porque así te educaron tus padres? ¿Tirar basura en las calles sólo porque los demás lo hacen? O peor aún ¿No opinar por miedo a ser criticado por los demás?

Presumimos de no temerle ni a la muerte, es más nos reímos de ella con cómicos y singulares versos y sin embargo le tememos a nuestra propia realidad, aquella que se haya escondida en nuestro interior. Tememos demostrarle a nuestros hermanos nuestro afecto porque “esas son cosas de mujeres”; y las mujeres evitan a toda costa exigirle a su pareja usar un preservativo por el temor a que piense que es una “mujer fácil”. Es mentira que los jóvenes mexicanos no usen métodos anticonceptivos porque los desconozcan, no los usan porque no saben negociar con su pareja y terminan cediendo a la presión. Entonces también tememos al rechazo y optamos por no expresar nuestras opiniones e incluso callamos lo que nos molesta, permaneciendo varados en la cotidianidad del país del no pasa nada.

Los mexicanos celebramos todo: cortamos la rosca de reyes y comemos tamales el dos de febrero, festejamos la fiesta del taco y del mariachi. Y ya mismo se organiza la celebración del Bicentenario de nuestra independencia y el Centenario de la revolución por la cantidad de 1,100 millones de pesos. ¿Realmente éste evento logrará que amemos a nuestro país? ¿Es un gasto justificado? Celebramos también el día del niño y aún así el índice de explotación infantil en México es de 10.7%; festejamos el día de la madre y sin embargo aún no existen los debidos programas de apoyo que verdaderamente beneficien a las madres solteras o que nos eduquen para realmente compartir las obligaciones en el hogar y entonces si asirnos del estandarte de la verdadera equidad.

Ser mexicano es ser responsable de tus actos, es ser hombre antes que macho, es brindar espacios a la diversidad y valorar nuestra cultura, es participar activamente en el desarrollo de nuestra sociedad, es entender y practicar el significado del cuidado del medio ambiente y no fomentar la corrupción en ningún momento, es atesorar nuestra historia aprendiendo de nuestros errores.

Ser mexicano es un privilegio, porque quien ha nacido en éste país sabe que sólo se aprende a amar a México cuando se lleva en el corazón peleando una batalla diaria por “independizarnos” de los gastados estereotipos y las malas costumbres.

Nos leemos luego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario