Finalmente ha llegado el día, cumpliste dieciocho años. Has alcanzado la mayoría de edad y con ello adquieres derechos y obligaciones; uno de ellos: sufragar. Seguramente te estarás preguntando ¿Por qué votar? ¿De qué sirve mi voto? ¿Por quién votar?
Tú mejor
que nadie conoces la actual problemática de nuestro país. A ti te han tocado
doce años de administraciones panistas. Así que creciste sufriendo la falta de
empleo, la poca o nula oferta de oportunidades, has padecido una educación
deficiente y por supuesto has vivido de cerca el incremento de la violencia en
nuestro país.
Por ello, no hace
falta que te diga que somos más los que estamos convencidos que la oportunidad
de la alternancia ya pasó. No necesitamos un país donde impere la violencia, la
desacreditación y se frene la libertad de expresión. Nuestro país no quiere una
nación dividida a través de la confrontación y la guerra sucia. Como tú, yo soy
un joven que cree que la única manera de crear revoluciones con sentido es
realizando pequeñas grandes acciones cotidianas. Es imperante que nos
involucremos en el desarrollo de nuestro país. Difiero de aquella frase que
cita: “los jóvenes son el futuro de México” porque los jóvenes somos el
presente, el aquí y el ahora.
Pero, ¿Cómo
podemos frenar esta ola de violencia? ¿De qué manera se pueden crear más y
mejores oportunidades para nosotros? ¿Cómo le hacemos para que nuestras
familias conozcan el verdadero concepto de bienestar? El voto es una de ellas.
Cuando votamos estamos ejerciendo nuestro derecho de decidir a nuestros
gobernantes, depositamos nuestra confianza en la ideología de un partido
político. Cuando votamos reconocemos nuestro valor como mexicanos y, cumplimos
con nuestra obligación como ciudadanos.
Octavio Paz, escritor
mexicano galardonado con el Premio Nobel de Literatura -no de la Paz como lo
nombró en reciente declaración el equipo de prensa de Josefina Vázquez Mota- escribió
“La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida”. Estoy seguro que como yo, no eres
un actor que se mantendrá indiferente ante la vida, ante la impunidad de más de
60,000 muertes, ante la pobreza, la desigualdad, el abuso de poder y las falsas
promesas.
Es un hecho, México necesita un hombre
comprometido. Un hombre que empeñe su palabra pero aún más importante la
cumpla. No se trata de una cuestión de género, por el contrario debemos
ocuparnos de votar por quien escucha, se compromete y cumple. Necesitamos
demostrar que los jóvenes contamos con la capacidad de participar activamente,
de involucrarnos y actuar en beneficio de nuestra sociedad, pero sobre todo
México necesita saber que los jóvenes estamos listos para gobernar. ¡Y lo
haremos bien!
El primero de julio por vez primera tendrás la
oportunidad de elegir el rumbo de tu país, un rumbo que difiera mucho de lo que
te ha tocado vivir en estos últimos años. ¿Por qué no otorgar tu voto de
confianza al candidato más joven? Es momento de demostrar que los agentes de
cambio somos todos, incluso nosotros: ¡Los jóvenes!
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