lunes, 3 de agosto de 2009

He renunciado a ti

Renunciar. El diccionario de la Lengua Española en su vigésima edición define el significado de la palabra como el hacer una dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o bien se puede tener; desistir de algún empeño o proyecto y privarse o prescindir de algo o de alguien. En términos breves renunciar es sinónimo de abandonar, alejar, abdicar.

Puede leerse sencillo, pero detrás de ésta palabra se esconden los más aguerridos enemigos, aquellos que no se dan por vencidos a la primera de cambios. Son esas sombras que te siguen sigilosamente para hacerte dudar, para acorralarte y entonces hacer que desistas de tus decisiones que te han costado tanto, vaya que al final del día su único propósito es hacer que renuncies a lo que pretendes renunciar.

¿Complicado? Personalmente creo que no, porque todo depende del cristal a través del cual se mira. Puedes elegir facilitarte las cosas o complicarte con miedos, temores y vacilaciones.

Si todos optáramos por la primera opción, entonces el tomar éstas decisiones sería un juego de niños y cualquiera en éste país multicultural podría renunciar a su trabajo mal pagado no sin antes gritarle unas cuantas verdades al jefe que nunca pagó el tiempo extra y decirle a la cara que carece de elementos para funcionar como un buen líder. Otros tantos renunciarían a su función como servidores públicos porque simplemente tienen muy presente su incapacidad para desarrollarla de la mejor manera posible, los políticos y burócratas también abdicarían. Los investigadores renunciarían a su trabajo que no brinda resultados prometedores ante la cura de los grandes males que nos aquejan. Aquellos que se aferran a una relación que dista mucho de ser amorosa la abandonarían; los egoístas se privarían de los bienes materiales que atesoran pero saben bien que alguien más podría necesitarlos y los olvidados rechazarían el anonimato. Los cobardes se alejarían de su lugar seguro para arriesgarse a llegar más lejos y los valientes se apartarían de los cobardes porque sin unos no existen los otros. Los escépticos prescindirían de su falta de fe y los religiosos de su fanatismo.

Ahora mismo estoy convencido que renunciar es evolucionar, transformarse, reinventarse, es dar el siguiente paso. Por ésta razón los inconformes renunciamos a los convencionalismos. Los bien intencionados renunciamos al instituto político al que tanto le dedicamos y con el que desde el inicio nos comprometimos incondicionalmente porque llegado el momento de actuar y demostrar de lo que estábamos hechos, nuestros “lideres” simplemente se dejaron vencer mucho antes de que diera inicio el combate. Los arriesgadamente valerosos renunciamos al círculo de amigos con los que únicamente aprendimos a vivir de prisa, a querernos comer el mundo de un sólo mordisco, a coexistir con estereotipos banales y a juzgar sólo por pura diversión. Los de espíritu independiente renunciamos al hogar que nos vio crecer para perseguir nuestra libertad, nuestro espacio y nuestro propio orden. Los liberados nos atrevemos.

Lo importante cuando renuncias es llevarte contigo todo lo que puedas y no me refiero a la engrapadora o al paquete de quinientas hojas blancas sino a las experiencias, los recuerdos, los momentos especiales y las vivencias.

Lleva todo contigo, no dejes nada abandonado en cajas de archivo muerto, atesora las experiencias de vida y el aprendizaje adquirido, lleva también contigo los recuerdos de familia, incluidos aquellos que te ruborizan y también los que hoy te identifican y te hacen formar parte de ella, súmale los tropiezos que sin duda te han hecho mucho más fuerte, agrega también las risas y los juegos, los logros y las equivocaciones. Los amores y los desencuentros. Los pleitos y también las reconciliaciones. Pero aún más importante compártelo, no lo guardes únicamente para ti, porque entonces necesitas renunciar también a tu egoísmo.

Renunciar es un concepto que únicamente tiene sentido para aquellos que arriesgan el todo por el nada, el sí por el no, el reto por la costumbre. Renunciar es hacer tuya la oportunidad de volver a comenzar.
Sólo por hoy ¡Atrévete!

Nos leemos luego.

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